En sentido filosófico el marxismo puede entenderse como una crítica de la filosofía idealista (Hegel) y del materialismo mecanicista (Feuerbach). La crítica de Marx a la filosofía, que se realiza de modo especial en La ideología alemana, aunque lo esencial ya lo había escrito Marx en la Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, tuvo como principal interlocutor a Hegel, ya que Hegel significaba la expresión más madura y modélica de lo que la filosofía era como "interpretación" de la realidad, conteniendo al mismo tiempo los gérmenes para una transformación de la filosofía, y porque en Hegel tenía lugar la consumación teórica e ideológica del mundo cristiano-burgués.
En sentido económico-sociológico, el marxismo pretende ser una teoría de la realidad social, más en concreto de la sociedad burguesa capitalista, una crítica y alternativa a la economía política inglesa (Ricardo, Quesnay, Adam Smith), una "macrosociología" y una ciencia de la historia. La atención prestada a la explicación de la génesis, descripción de la estructura y crítica de la sociedad capitalista, y la predicción del derrumbamiento de esta sociedad, víctima de sus crisis internas y de la fuerza revolucionaria del proletariado, parecen hacer de Marx fundamentalmente un economista y un sociólogo.
La aportación fundamental de Marx a la economía política se encuentra en su obra El capital. Marx demostró el carácter histórico de los modos de producción y de las leyes que rigen su funcionamiento rompiendo con la concepción histórica de los economistas clásicos y de sus leyes económicas.
"El marxismo no es un deporte para espectadores. Debemos verificar con nuestros razonamientos las afirmaciones que contiene. Nuestra labor es aprenderlo para luego desarrollarlo".
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